El pasado agosto, nuestro buzón se iluminó con un mensaje de un cliente británico, uno que venía con una visión clara y emocionante para su espacio de trabajo. Cansado de edificios de oficinas rígidos y estandarizados, soñaba con un espacio flexible y centrado en las personas que pudiera crecer junto con su equipo; y se dio cuenta de que la vivienda modular era la solución perfecta. Tras semanas de discusiones detalladas, optó por 9 unidades modulares de tamaño estándar, cada una de 5,95 m × 3 m × 2,8 m, unas dimensiones que ofrecían un equilibrio entre amplitud para trabajar y facilidad de montaje.
¿Qué hizo que su idea destacara? Un audaz diseño en forma de U. Explicó que este diseño fomentaría la colaboración: los equipos podrían trabajar en módulos separados sintiéndose aún conectados, y el centro abierto serviría como un punto natural para lluvias de ideas o encuentros casuales. Pero ¿lo más impresionante? Una gran puerta corredera de vidrio que abarca el centro de la U. «Quiero que todos se sientan bienvenidos desde el momento en que entren», nos dijo, y esta puerta cumplió con esa promesa, dejando entrar abundante luz natural, creando una transición fluida entre los espacios interiores y exteriores, y facilitando que los grupos entraran juntos, ya fuera para reuniones o eventos del equipo.
La practicidad era tan importante como el diseño para este cliente. Sabía que el clima del Reino Unido podía ser impredecible, por lo que decidió reforzar la base localmente: vertiendo una sólida fundación de hormigón (y cubriéndola con baldosas duraderas) para mantener los módulos estables, incluso durante las temporadas de lluvia o vientos fuertes. Esta elección no solo tenía que ver con la resistencia, sino que también añadía un aspecto pulido y profesional a la entrada de la oficina, marcando el tono para cualquier visitante.
En cuanto a la estética, optó por la calidez: eligió un acabado de veta de madera intensa para los exteriores. El resultado: un espacio que parece menos un edificio modular «industrial» típico y más bien un lugar de trabajo moderno y acogedor, que destaca frente al cielo habitualmente gris del Reino Unido. Pero no nos detuvimos ahí: combinamos ese exterior cálido con un resistente techo de cuatro aguas. Más allá de su aspecto limpio y atemporal, este techo fue diseñado para resolver problemas comunes en los espacios de trabajo: canaliza el agua de lluvia de forma eficiente, evitando filtraciones; su mayor altura mejora el aislamiento acústico, permitiendo que los miembros del equipo se concentren sin ruidos externos; y actúa como una barrera térmica, manteniendo la oficina fresca en verano y cálida en invierno, lo que también reduce los costes energéticos.
Desde aquella primera llamada en agosto hasta la instalación final, este proyecto fue un recordatorio de por qué amamos lo que hacemos: ayudar a los clientes a convertir el 'ojalá' en 'esto es mío'. Este cliente británico no solo compró 9 unidades modulares; construyó una oficina que refleja las necesidades de su equipo, su estilo y su visión de futuro.